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La incertidumbre electoral como estrategia.

Cambiemos es el dueño de la pelota, aún no ha marcado la cancha, ni puso fecha para jugar el partido. La incertidumbre es el arma del oficialismo en la especulación sobre fechas y los turnos de votación. La iniciativa tiene múltiples lecturas, la fragilidad de Cambiemos ante la necesidad de desdoblar y el impacto en la oposición: profundizar la división del peronismo, dinamitar su peso territorial, correr del turno provincial a CFK y dejar “huérfanos” a los intendentes. El objetivo pareciera limitar el peso de CFK a “la batalla final” por la presidencia. Sin embargo, toda elección -desdoblada o no- será plebiscitaria respecto a la dicotomía entre Cambiemos y Unidad Ciudadana. No parece haber tiempo para una tercera opción que rompa la polarización . Si las elecciones provinciales se desdoblan, cada round será leído en términos de la disputa final. En las presidenciales, es probable que no haya un ganador por knock out, sino un ganador por puntos donde será determinante
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MMLPQTP: Más que un hit de cancha.

El peso simbólico de los insultos contra el presidente en las tribunas debe ser analizando en su contexto y en su masividad creciente. No debemos olvidar que la figura de Mauricio Macri irrumpe en la vida política por su desempeño en Boca. La popularidad de Macri se sustenta esencialmente en la popularidad del fútbol y que la  avalancha de insultos caiga de las tribunas no es menor. En ocasiones, los especialistas analizan que el fútbol se volvió violento porque el ciudadano descarga sus problemas en la cancha. Hoy podríamos decir que la tribuna se convirtió en el lugar para derrotar el espiral de silencio y expresar el descontento ante la ausencia de voces en un sistema de medios monocorde. El gobierno y parte del periodismo sostienen que la bronca se limita al favoritismo por Boca Juniors desde el poder del fútbol. En realidad, prefieren gambetear la idea de que es un fenómeno político importante, se está poniendo de moda insultar en masa al presidente. Desconocerlo es

Nos verán sonriendo

Latinoamérica transitó una década atípica, pausas que ocurren de tanto en tanto en el subcontinente que imperios y coronas siguen considerando propio. La etapa de gobiernos populares no se cerró, pero es cierto que en la mayoría de los países de nuestro sur son tiempos difíciles para quienes fueron artífices de un cambio de época.  A los errores de toda construcción que puede resquebrajarse en el andar, se suma un entramado de grupos de poder que parecen inexpugnables y consideran haber recuperado lo que siempre les perteneció y los gobiernos “populistas” les habían quitado. No desesperemos, la ansiedad por los tiempos mejores a veces nos agobia. No debemos perder la sensibilidad, si nos limitamos a lo simbólico es probable que naufraguemos en un significante.  No debemos olvidar que la opresión, por más disfraz mediático que tenga, genera una acumulación que más pronto que tarde tendrá su traducción política en una alternativa para nuestros pueblos: latinoamericana,

PERONISMO DE SUMA CERO

PERONISMO DE SUMA CERO. El riesgo de la impunidad ideológica. Las sucesivas fotos de reencuentro entre dirigentes peronistas parece –a priori- una buena noticia, la unidad es un reclamo desde que gobierna Cambiemos y quedó demostrado que la división robustece al oficialismo. Sin embargo, sumar dirigentes no siempre se traduce en votos. El reencuentro del peronismo debe consolidar un polo opositor mayoritario. El gobierno cuenta con su núcleo de sustento y matemáticamente la única posibilidad opositora reside en un espacio amplio y competitivo. Acumular desde una tercera vía eliminaría las chances de alternancia. La dicotomía es clara: Un proyecto de nación o un proyecto neoliberal. En un esquema de “suma cero” lo que pierde A, lo gana B; y viceversa. Es decir, lo que el peronismo no acumule o recupere lo cosecha Cambiemos con sus diferentes variantes: conservadora, liberal, mística, etc. Cualquier opción "peronista" construida a la sombra del gobierno ser

Quemar las naves, quemando votos.

Las elecciones legislativas de octubre fueron un respaldo para Cambiemos en un sentido mas político que legislativo. En nuestro tiempo parece más probable resolver la falencia de bancas (negociaciones mas/menos institucionalizadas con gobernadores) que salvar la debilidad política. A pesar de que los resultados no fueron rotundos, la opinión publica en su conjunto "aceptó" que Cambiemos salió legitimado de la contienda. Días después el Presidente relanzaba su gestión, presentando la nueva etapa de reformas agresivas. En menos de dos meses se dio un viraje desde la emotividad y la esperanza vertida en la campaña, hacia un recrudecimiento de medidas impopulares: nuevos aumentos de servicios y reforma previsional como principales exponentes, con la reforma laboral latiendo como amenaza.  La principal disyuntiva para el electorado de Cambiemos es la distancia entre las promesas electorales y la dirección de las reformas. Por su parte, los opositores confirman que

¿Puede realmente aparecer Santiago Maldonado?

La pregunta es inquietante pero necesaria. Escuchamos a diario a los gurués electorales del gobierno afirmar que el caso Maldonado no tiene impacto electoral: ¿Es realmente así? De aquí nuestra pregunta: ¿Puede realmente aparecer Santiago después de dos meses de hipótesis falsas, encubrimiento permanente e inacción judicial? Es imposible pensar que el desenlace no tendrá consecuencias para un gobierno que quedaría expuesto. - ¿Por qué no lo buscaron?  - ¿Por qué investigaron su vida y no su paradero?  - ¿ Por qué husmearon en su intimidad y no en la gendarmería y sus autoridades políticas? Desde el principio intentaron desvirtuar lo ocurrido: Cuando se quedaron sin teorías alternativas (Chile, Entre Rios, la puñalada, el auto-sacrificio, etc.) y se volvía insostenible la complicidad entre Bullrich- Gendarmería parecía que la verdad de los hechos se precipitaría. Sin embargo, optaron por no investigar, esconder pruebas, acusar a la comunidad mapuche y acudir a un nuev

Eso que llamamos Posverdad.

Para quienes defendemos democracias intensas, la verdad como disputa no es un problema. El conflicto fortalece la democracia si logra respuestas institucionales sustentables. Es falso que una democracia fuerte esta signada por el consenso, donde toda la dirigencia se expresa de modo uniforme y monolítico. Sin embargo, en el último tiempo escuchamos con insistencia el término posverdad, inicialmente algo europeo y lejano, pero las  prácticas del  poder mediático y los resortes corporativos generan que se vuelva un concepto doméstico y apelable. No es nuevo aquello de que no hay hechos solo interpretaciones , un principio que describe básicamente la disputa entre la realidad y la verdad que se juegan en lo mediático y lo cultural en la construcción del sentido común. La novedad para la idea de posverdad es la irrelevancia de los hechos, la prescindencia de lo factico. Ya no existe  la verdad y la mentira tal como la conocíamos, porque la construcción de la posverdad no req